Por: Ángel Berto Almonte
Franmart34@hotmail.com
Las personas que viven en la ciudad están expuestos constantemente a sonidos, la mayoría de ellos, molestos y muy altos. ¿Sabías que eso puede causar problemas a nivel mental, psicológico y físico?, según los entendidos en la materia.
Las bocinas de los carros, la música alta, las alarmas, las construcciones, los timbres, los silbidos… Todo esto forma parte del ambiente de las ciudades y lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando a ello. Esta es la realidad que se vive en el pueblo queme vio nacer, Mao; pueblito ubicado en el noroeste de la república dominicana.
Son varias las investigaciones que están descubriendo cosas más que interesantes sobre nuestra relación cotidiana con los ambientes. La contaminación acústica, la cual era común en las grandes metrópolis, ahora no, en Mao hay un colmadon cada dos bloques, el alto volumen de la música no le permite a quienes viven en sus alrededores conciliar el sueño.
¿ Y las autoridades? amen, ellos buscan su mordida; y todo bien. Me imagino que esta es la realidad en que vive todo el territorio dominicano.
Según los médicos, el corazón escucha lo que a veces los oídos no. A los maeños que viven en las inmediaciones de los colmadones, al parecer se han ido acostumbrando al escándalo, no le queda de otra, porque los responsables de ponerles coto a esta situación se han hecho de la vista gorda.
La exposición prolongada a ruidos mayores a 65 decibeles o decibelios (que sería lo normal por ejemplo en una oficina o tienda), así como el contacto diario con sonidos de mayor intensidad (bocinas, motores, alarmas) desencadenan problemas en nuestro sistema cardíaco, pero los indecentes dueños de estos negocios lo que le importa es vender su romo.
Según la Organización Mundial de la Salud, el ruido del tráfico está relacionado con varias enfermedades como puede ser angina de pecho o infarto agudo del miocardio. También existe una relación con la hipertensión. Estos negocios, tampoco respetan la hora limite impuesta por las autoridades para que cierren, lo hacen cuando a ellos le parece; o sea mientras haya consumidores, que siga la música.
Se ha descubierto que escuchar ruidos fuertes por la noche causa más problemas que cuando son diurnos, ya que, además de todas las consecuencias dichas anteriormente, provoca alteraciones en el sueño. Ojalá las autoridades de Mao se conduelan de nuestra gente, particularmente de los enfermos que viven en las inmediaciones de estos negocios.
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